El equipo no apareció y encima otra vez un jugador se hizo expulsar de manera irresponsable. El sábado 30 de enero, la final entre Santos y Palmeiras. Seguir leyendo...

 

Son decisiones. Cómo armar un plantel. Cómo armar un equipo. La elección de los jugadores. Quién es tu cuatro. Quiénes conforman tu doble 5. Quién es tu nueve. La idea. El planteo. Los intérpretes. A quiénes dejás en el banco de suplentes. La respuesta a la adversidad. Los cambios. A Boca no le dio para más. No le dio el cuero. Sobrevivió mientras pudo. A la revancha contra Internacional. A las dudas que se generaron en la ida frente a Racing. Pero hasta acá llegó. No estuvo a la altura de las semifinales, fue goleado por Santos en Brasil y otra vez el sueño de la séptima Copa Libertadores quedó trunco.

El plan se fue al tacho pronto. Fabra arrancó dormido, no estaba claro si Campuzano había vuelto al equipo o seguía siendo baja por lesión, el Pulpo González y Salvio sumaban peligrosamente pérdidas en la salida, y así Villa, Tevez y Soldano estaban desconectados del resto. Boca zafó antes del minuto cuando el tiro de Marinho dio en el palo, pero no pasó lo mismo a los 15 cuando Pituca encontró un rebote en el área y metió el primer gol de esta serie semifinal. Fue entonces que un equipo que estaba pensado para contener al rival desde la comodidad del empate, tuvo que reprogramarse sobre la marcha. Y lo pudo hacer. No podía tener la pelota, no la podía manejar. Demasiada calma, demasiada lentitud en la circulación. Falta de movilidad. Los ataques eran corridas aisladas sin compañeros para jugar y desnivelar.

La postura parecía ser no regalarse, no exponerse a la velocidad que explota Santos cuando recupera y encuentra espacios.

La reacción se dio a medias. Más por el repliegue rival que por capacidad propia. Jara se empezó a soltar, Salvio se movió de la línea hacia el centro y tuvo más libertad para conectar con Tevez y Villa apareció por la izquierda. Pero sin generar mucho frente al arco de Joao Paulo. Apenas dos apariciones de Tevez, una que no llegó a puntear y otra que terminó en un remate desviado de Villa.

De hecho, además del gol, la más clara del primer tiempo fue un tiro libre de Marinho que obligó a un atajadón de Andrada.


Los dos minutos fatales de Boca

Russo cambió sin modificar demasiado el plan para el segundo tiempo. Pieza por pieza. Intensidad por equilibrio. Sólo eso. Buffarini por Jara y Capaldo por González. Pero demasiado pronto Salvio volvió a perder una pelota con el equipo saliendo y Soteldo metió el segundo. Enseguida Marinho desbordó otra vez a Fabra y Lucas Braga clavó el tercero. Y después se hizo expulsar Fabra. Todo en diez minutos. Demasiado. Fue la condena. Pocos se salvaron y estuvieron a la altura. Muy pocos. Izquierdoz y Tevez. No es suficiente, no alcanza para una competencia así. Tal vez sí alcance para la final de la copa local.